La región de Extremadura, en el suroeste de la península ibérica, ha sido habitada por seres humanos desde tiempos remotos. En este artículo exploraremos la vida de los hombres prehistóricos que habitaron esta tierra, desde sus herramientas y técnicas de caza hasta sus formas de organización social y arte rupestre.
El Paleolítico es el periodo más antiguo de la prehistoria, que se extiende desde hace aproximadamente 2,5 millones de años hasta la llegada de la agricultura, hace unos 10.000 años. En Extremadura, los primeros habitantes prehistóricos eran cazadores-recolectores que vivían en cuevas y abrigos rocosos.
Los hombres prehistóricos de Extremadura fabricaban sus herramientas de piedra utilizando técnicas de tallado. Las herramientas más comunes eran las puntas de flecha, los raspadores y los cuchillos. Estas herramientas les permitían cazar animales, cortar carne y trabajar pieles.
La caza era una actividad fundamental para la supervivencia de los hombres prehistóricos en Extremadura. Utilizaban arcos y flechas para cazar animales como ciervos, jabalíes y conejos. También empleaban trampas y redes para capturar presas más pequeñas.
El Neolítico es el periodo en el que los seres humanos comenzaron a practicar la agricultura y la ganadería. En Extremadura, esta etapa marcó un cambio significativo en la forma de vida de los habitantes prehistóricos.
Los hombres prehistóricos del Neolítico en Extremadura cultivaban cereales como el trigo y la cebada, y criaban animales como cabras, ovejas y cerdos. Esta nueva forma de vida les permitió establecer asentamientos permanentes y desarrollar una mayor complejidad social.
Una de las manifestaciones culturales más importantes de los hombres prehistóricos en Extremadura fue el arte rupestre. En cuevas como la de Maltravieso en Cáceres, se han encontrado pinturas y grabados que representan escenas de caza, animales y figuras humanas. Estas obras de arte son una ventana a la cultura y las creencias de los antiguos habitantes de la región.
La vida de los hombres prehistóricos en Extremadura estaba marcada por una intensa vida en grupo y una organización social basada en la colaboración y la solidaridad. Los asentamientos eran comunidades donde se compartían recursos y se tomaban decisiones de forma colectiva.
Si bien no se ha encontrado evidencia de jerarquías sociales marcadas en los restos arqueológicos de Extremadura, se cree que existían roles diferenciados dentro de la comunidad. Los hombres se encargaban principalmente de la caza y la defensa del grupo, mientras que las mujeres se ocupaban de la recolección de alimentos y el cuidado de los hijos.
Se han encontrado restos de enterramientos en cuevas y abrigos rocosos de Extremadura, lo que sugiere que los hombres prehistóricos tenían creencias en torno a la vida después de la muerte. Es probable que realizaran rituales funerarios y que veneraran a dioses o espíritus relacionados con la naturaleza y la caza.
La vida de los hombres prehistóricos en Extremadura fue una historia de adaptación, supervivencia y creatividad. A través de sus herramientas, técnicas de caza, formas de organización social y expresiones artísticas, nos han dejado un legado invaluable que nos ayuda a comprender mejor nuestro pasado como especie.
Explorar la prehistoria de Extremadura nos permite conectar con nuestras raíces más profundas y apreciar la riqueza y diversidad de la historia humana en esta región. Sigamos investigando y preservando este patrimonio para las generaciones futuras.