Los primeros asentamientos neolíticos en Extremadura marcaron un momento crucial en la historia de la región, ya que fue en esta época cuando se produjo un importante cambio en la forma de vida de sus habitantes. En este artículo, analizaremos en detalle cómo se desarrollaron estos asentamientos, qué características tenían y cuál fue su importancia en la evolución de la sociedad extremeña.
El Neolítico es una etapa que se sitúa aproximadamente entre el 6000 y el 3000 a.C., caracterizada por el surgimiento de la agricultura y la ganadería, así como por el desarrollo de la cerámica y otras tecnologías relacionadas con la vida sedentaria. En Extremadura, este periodo fue fundamental para la consolidación de los primeros asentamientos estables.
Uno de los aspectos más destacados de los primeros asentamientos neolíticos en Extremadura fue la construcción de poblados permanentes. Estos se ubicaban en zonas estratégicas, cerca de fuentes de agua y con tierras fértiles para la agricultura. Los poblados estaban formados por viviendas de forma circular u ovalada, construidas con materiales como adobe, madera y paja.
La llegada de la agricultura y la ganadería en el Neolítico tuvo un impacto significativo en la forma de vida de las comunidades de Extremadura. El cultivo de cereales como el trigo y la cebada, así como la cría de animales como ovejas, cabras y cerdos, permitieron a los habitantes de la región abandonar su forma de vida nómada y establecerse de forma permanente en los poblados.
Otro avance importante durante el Neolítico fue el desarrollo de la cerámica. Los habitantes de Extremadura comenzaron a fabricar vasijas de barro que utilizaban para almacenar alimentos, cocinar y transportar agua. Además, se empezaron a utilizar instrumentos de piedra pulida, como hachas y molinos, que facilitaban las tareas agrícolas y ganaderas.
Los primeros asentamientos neolíticos en Extremadura fueron fundamentales para el desarrollo de la sociedad en la región. Gracias a la agricultura y la ganadería, las comunidades pudieron producir excedentes de alimentos, lo que permitió el surgimiento del comercio y el intercambio de bienes con otras poblaciones cercanas. Además, la organización en asentamientos estables favoreció el desarrollo de estructuras sociales más complejas y la especialización de tareas.
En conclusión, los primeros asentamientos neolíticos en Extremadura marcaron el inicio de una nueva etapa en la historia de la región, caracterizada por la consolidación de la vida sedentaria y el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Estos asentamientos fueron el punto de partida para la evolución de la sociedad extremeña y sentaron las bases para su posterior desarrollo histórico.