Pacientes con cáncer de mama solicitan mayor investigación, apoyo emocional y mejoras en el entorno laboral.
En Mérida, el pasado 1 de octubre, se llevaron a cabo unas jornadas impactantes organizadas por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Extremadura, donde cuatro valientes pacientes de cáncer de mama compartieron sus testimonios con el propósito de visibilizar el “miedo” y las secuelas que enfrentan en diferentes aspectos de su vida, tanto físicos como emocionales, antes, durante y tras sus tratamientos.
Estas cuatro mujeres decidieron alzar su voz en representación de los aproximadamente 500 nuevos diagnósticos anuales en Extremadura de este tipo de cáncer, que es el más común en la región y, a su vez, uno de los que presenta una tasa de supervivencia del 85 por ciento. Su objetivo es claro: dar visibilidad a una realidad que muchas enfrentan en silencio.
Según el presidente de la AECC en Extremadura, Miguel Ángel Mendiano, estas jornadas buscan ofrecer un espacio de escucha a aquellas mujeres que viven de manera directa los estragos de esta enfermedad. El evento tuvo lugar en la Asamblea de Extremadura y marcará un paso adelante en la concienciación sobre el cáncer de mama.
Las jornadas forman parte de la nueva campaña de la asociación, titulada “Nos lo tomamos a pecho”, en la que pacientes y supervivientes han sido una parte esencial, reflejando sus vivencias y las de sus seres queridos.
Ana Isabel, Marta, María y Gema, las cuatro pacientes que compartieron sus historias, tienen claro que esta enfermedad no se limita a un diagnóstico o un tratamiento; para ellas, representa miedo, incertidumbre y una transformación radical en la vida de cada paciente y su familia, enfatizó Mendiano.
Las testimonios de las pacientes han revelado que muchas veces no encuentran el apoyo necesario en su entorno y que, en ocasiones, los profesionales de la salud tienden a minimizar el impacto de la enfermedad. Además, sienten que las campañas de concienciación suelen simplificar la complejidad de vivir con cáncer de mama.
Esta angustia es palpable: el 68% de ellas teme constantemente la posibilidad de una recaída, lo que afecta su bienestar en todos los aspectos de la vida, incluidas sus relaciones laborales. El miedo se traduce en frenos que pueden llevar a serias dificultades económicas, una realidad que se hace especialmente presente entre una de cada cuatro mujeres, afectando de manera desproporcionada a las más jóvenes.
(Para más detalles, consultar Europa Press).
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