En un hito notable para la región, el Plan Infoex ha declarado oficialmente el fin del devastador incendio que asoló Jarilla desde el 12 de agosto, marcando un capítulo desafiante en la lucha contra los fuegos forestales. Este incendio ha dejado una huella profunda, afectando aproximadamente 17.367 hectáreas, convirtiéndose en el más destructivo de la historia registrada en Extremadura.
La noticia fue confirmada por la Junta de Extremadura este domingo a las 12:00 horas, detallando que el fuego se generó a raíz de uno de los 702 rayos que impactaron en la comunidad ese día, siendo 443 en Badajoz y 259 en Cáceres. Este fenómeno meteorológico inusitado fue un precursor de la crisis que se desató en la región.
De acuerdo con la información proporcionada por el gobierno regional, este episodio extraordinario provocó la aparición simultánea de hasta 17 incendios forestales, una situación sin precedentes que se vio agravada por una ola de calor también histórica. Durante agosto, se registró el mes más caluroso desde 1961, con una temperatura media alarmantemente alta y una ola de calor que se prolongó durante 16 días, contribuyendo a un escenario propenso a incendios.
El devastador incendio de Jarilla no solo ha afectado a extensas áreas forestales, sino que también ha impactado a 18 municipios en las comarcas del Valle del Ambroz y el Valle del Jerte. Localidades como Cabezabellosa, Hervás y Navaconcejo se encuentran entre las más golpeadas, enfrentando daños significativos en sus ecosistemas y comunidades.
Es importante señalar que estos municipios han sido incluidos en la Zona de Actuación Urgente (ZAU), una medida adoptada por el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura para abordar las secuelas del incendio. En la misma sesión del 18 de septiembre, se aprobó la declaración de utilidad pública para las labores de emergencia en esta ZAU y en Caminomorisco, donde también se registraron graves daños, alcanzando 2.781 hectáreas afectadas.
La Junta ha destacado que, a pesar de que la extinción del incendio se dio unos días después, se ha logrado iniciar los trabajos de conservación y restauración del paisaje. Estos esfuerzos están destinados a mitigar la erosión del suelo y controlar el arrastre de cenizas durante las lluvias, un componente vital para la recuperación de los ecosistemas devastados.
Una de las primeras acciones implementadas es el fenómeno del 'helimulching', que utiliza helicópteros para esparcir un acolchado de paja en áreas críticas seleccionadas por expertos de la Consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural. A lo largo del otoño, se prevé llevar a cabo más intervenciones de este tipo en las zonas afectadas, buscando fomentar una reconstrucción sostenible y efectiva de la tierra.
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