El 1 de mayo en Mérida se convirtió en un espacio de reivindicación y apoyo por parte de los trabajadores, con una manifestación que reunió a más de 500 asistentes según la Policía Nacional, mientras que los organizadores apuntaron a cerca de 3.000 participantes. La cita fue organizada por los sindicatos UGT y CCOO Extremadura, quienes alzaron sus voces para resguardar los derechos laborales conquistados y defenderse de los embates de la ultraderecha, así como para luchar por nuevos derechos, incluyendo la jornada laboral reducida y mejoras en las condiciones de despido, con el objetivo de “construir un futuro mejor”.
Bajo la consigna "Proteger lo conquistado, ganar futuro", la marcha en Mérida tuvo como figuras centrales a las secretarias generales de UGT y CCOO en Extremadura, Patro Sánchez y Encarna Chacón. Además, políticos de izquierda, como el secretario general del PSOE de Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, y la portavoz de Unidas por Extremadura, Irene de Miguel, se unieron al llamado de la protesta, que se replicó en más de 80 ciudades a lo largo del país.
Durante el evento, la líder de CCOO alertó sobre "serias amenazas" que se ciernen sobre la sociedad tanto a nivel mundial como en Europa y España, señalando a la ultraderecha como responsable. Recalcaron la necesidad de establecer "líneas rojas" frente a aquellos que tratan de restringir derechos y libertades fundamentales.
Con esto en mente, los sindicatos se manifestaron en numerosas ciudades para solicitar medidas de protección ante las políticas que consideran regresivas, asociándolas con líderes como Donald Trump, Javier Milei y Giorgia Meloni. Este clamor también se extendió a la crítica contra los cinco diputados de Vox en la Asamblea de Extremadura, quienes, afirmaron, intentan legislar en contra de la mayoría social y los derechos de colectivos vulnerables.
La manifestación también abogó por la generación de nuevos derechos y la necesidad de continuar “peleando” en el diálogo social por propuestas como la reducción de jornada laboral, considerada vital en el siglo XXI. Además, demandaron una mejora en los salarios y un reparto equitativo de la riqueza que actualmente es acumulada por los empresarios a costa del trabajo arduo de la clase laboral.
Asimismo, la defensa de temas como el feminismo, la igualdad, y los derechos relacionados con la vivienda fueron parte del mensaje central, solicitando una declaración de zonas tensionadas para abordar estas preocupaciones de manera efectiva.
Patro Sánchez enfatizó que existen múltiples razones para realizar esta movilización, pero la principal es defender lo que ya se ha logrado. “Estamos aquí para hacer frente al ataque de la ultraderecha, que se manifiesta con un odio hacia todo lo que representamos”, comentó, denunciando la hostilidad hacia grupos como mujeres, personas LGTBI, migrantes y pensionistas, así como a la democracia misma.
El mensaje fue claro: no permitirán que “los derechos conquistados retrocedan en ninguna medida”. “¡Ni un paso atrás!” fue el grito de guerra, además de solicitar un cambio en la jornada laboral a 37,5 horas semanales, instando a los grupos parlamentarios a respaldar esta propuesta cuando sea presentada en el Congreso tras la aprobación por parte del Consejo de Ministros.
Sánchez advirtió sobre las repercusiones que tendría la falta de debate en torno a esta cuestión vital y reiteró la demanda de aumentos salariales y mejoras en las pensiones, al tiempo que demandó una reforma que haga casi imposible el despido de trabajadores.
La movilización puso de relieve, también, la importancia de la salud laboral y la solidaridad con naciones en conflicto como parte de su mensaje reivindicativo.
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